Ruptura de Pareja y Divorcio: ¿Un procedimiento largo, costoso y difícil?
Varias son las claves para evitar que, a una ruptura de pareja, ya de por sí dura y traumática (más si cabe si hay hijos menores comunes), se añadan circunstancias que hagan insoportable la situación.
La elección del profesional adecuado, que le asesore en un momento vital muy estresante, hará que se faciliten los trámites necesarios que, de por si, resultan complejos y difíciles de entender para quien nunca ha tenido que someterse a los mismos.
Esta situación supone un importante desgaste personal y económico, ya que comprende varios procedimientos y/o recursos, por lo que previamente deben agotarse todas las posibilidades de solucionar el conflicto de una forma amistosa, lo que supone realizar concesiones por ambas partes, llegando a un entendimiento que evitará mucho tiempo y que se formalizará judicial o notarialmente (solo en el supuesto de que no haya hijos menores y/o dependientes), con plenas garantías para las dos partes.
Es complicado establecer tiempos en estos procesos, que pueden durar semanas, meses, o en el peor de los casos, años, siempre en función de las distintas circunstancias personales, familiares y económicas de cada caso y de si será necesario un solo procedimiento judicial o una pluralidad de procesos judiciales.
Por lo que se refiere a la cuestión económica, es igualmente complicado aventurar una cantidad, ya que puede ir desde unos 900 euros en casos no complejos, hasta cantidades superiores, siempre en función de los bienes que se pretendan liquidar y adjudicar, de la cuantía de la pensión compensatoria, en su caso, prestación de alimentos y otras cuestiones de índole económica.
Por todo lo anterior, es muy importante que se elija a una persona que escuche personalmente su problema y sepa despejar sus dudas e incertidumbres de la forma más clara posible. Para ello el profesional debe ser alguien cercano y técnicamente preparado, con experiencia, dispuesto a dedicarle el tiempo que su estado y situación precise.
Debe ser capaz de, valorando la situación previo estudio de esta y las circunstancias concretas concurrentes, aconsejar las acciones y/o actuaciones más eficaces para obtener la mejor solución a todas las consecuencias y alteraciones vitales que una ruptura supone.
A la comprensión y cercanía deben sumarse aquellos conocimientos técnicos que le permitan afrontar, con seguridad y solo de no existir otra vía o posibilidad, un procedimiento judicial contencioso, casi siempre complejo.
En resumen: En el abogado de su elección debe buscarse la rapidez, la eficacia, la preparación técnica y la experiencia, requisitos necesarios para conseguir superar, sin mayores consecuencias personales que aquellas que de por sí genera la ruptura de la pareja, solucionar de una forma ágil, económica y efectiva un importante problema vital.
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